domingo, 19 de junio de 2016

MITOS Y LEYENDAS DE LA REGION ANDINA


LA LLORONA

Cuenta la leyenda que hace mucho vivía una Mujer junto a sus tres hijos, ellos vivían bien y eran felices, hasta que en una noche de invierno, ocurrió algo terrible. El padre de los niños, regresó después de muchos años de haberlos abandonado. Ellos habían vivido muy feliz sin este mal hombre, siempre paraba gritando y en borracheras, sin olvidar que siempre los castigaba sin sentido, así como también se metía con la Madre. La Mujer siempre rezaba para que este hombre no regresara, pero lastimosamente regresó. Cuando llegó este hombre, de una patada tiró la puerta y gritó por qué no lo habían recibido. Los niños muy espantados se escondieron. La Madre se enfrentó a su Esposo con tal de defender a sus hijos pero lamentablemente, ella fue golpeada y se desmayó por varias horas. Cuando ella despertó, lo primero que hizo fue buscar a sus hijos, pero al buscarlos por toda la casa, no los encontró ni a su Esposo. Muy desesperada, salió fuera de la casa y corrió bajo la tormenta llorando y gritando el nombre de sus hijos por varios días, meses, años, pero nunca los encontró. Un día, tras buscarlos por mucho tiempo, la Madre murió de tristeza. Tampoco se supo nada de los niños, ni mucho menos de aquel hombre que se los llevó. Desde ese entonces, el espíritu de esta Madre no descansa y todas las noches se le oye llorar y lamentar por los alrededores de los pueblos buscando a sus hijos. Las mujeres que logran oír los lamentos y gritos de la Llorona, corren asustadas rápidamente tras sus hijos para esconderlos de ella, por qué si los encuentra, se los puede llevar para siempre. 


LA MADRE MONTE


Cuenta la leyenda que la Madre Monte, es una mujer muy esbelta, y es dueña y guardiana de la selva. Su misión es impedir el abuso del hombre contra la fauna, pero sus presas favoritas son los cazadores. Se dice que a horas del atardecer, cuando el cántico de las aves deja de escucharse, la Madre Monte sale brillante para cuidar el Monte con su traje de hojarasca que el solo mirarlo, encanta y hechiza. Cuando ella sorprende a los Cazadores, en forma sigilosa, ella los seduce, luego se aproxima a ellos y los conduce a la espesura del Monte donde allí, son devorados.




EL SOMBRERON 

Cuenta la leyenda, que existe un hombre bajito que siempre lleva consigo una guitarra, un cinturón y unas espuelas de plata. Su rasgo mas resaltante es que tiene siempre en su cabeza, un sobrero de alas enormes, y siempre anda montado en una mula. Muchos afirman, que este, es un espectro que anda por las calles tocando la guitarra, y es muy enamoradizo de jóvenes de ojos grandes y pelo largo. Se dice que si el "Sombrerón" se ha fijado en una, la empieza a seguir tocando una Serenata, luego, por las noches se le aparece y le hace una trenza en su cabello para que ella pierda el apetito y después, muera



LA PATASOLA

Cuenta la leyenda que la Patasola, tiene solo un pie ya que el otro, lo perdió en un accidente mientras atravesaba un río. Este ser, era antes una Mujer joven que siempre estaba amargada y tenía malos pensamientos y sentimientos. Un día, esta Mujer mientras caminaba a lado de su hermana, la hacía tropezar y golpearse, hasta que resbaló por pisar una piedra lisa y cayó sobre una hacha que le amputó uno de sus pies por completo. Muy molesta y rencorosa, cogió a su hermana y la mató sin pensarlo acusándola de que por culpa de ella perdiera su pie. Cuando esta Mujer regresó a su casa, su Abuela preguntó que le había pasado y donde estaba la hermana menor. Su respuesta no fue respondida, si no, fue asesinada. Al poco tiempo, una infección en la herida de esta Mujer acabó con su vida. Con el pasar del tiempo, se dice que el espíritu de esta Mujer aún ronda por las montañas y montes, y se le aparece a los Leñadores. Todos ellos la temen, ya que un encuentro con la Patasola, es un encuentro seguro con la muerte.

EL MOHAN

Es el mito más generalizado en Colombia y está enraizado en costumbres indígenas. Se dice que era un hechicero que tuvo una visión anticipada de la llegada de los españoles y de los terrores de la conquista, por lo cual se refugió en el monte y se convirtió en el dios de los ríos. Su nombre corresponde a la voz muisca “mojas”, con que los Chibchas denominaban a sus sacerdotes o hechiceros. Para algunos es una divinidad acuática; para otros es un espíritu maléfico que causa muchos daños imperdonables.

Su descripción es la de un indio viejo de tamaño gigantesco, aspecto demoníaco y parecido a una fiera. Personaje vegetal, musgoso, su cuerpo esta cubierto con una larga cabellera desgreñada, con uñas muy largas y afiladas. Parece tener cara de león a causa de la abundante melena, con tez quemada, sus ojos son desorbitados y chispeantes como brasas encendidas, su boca muy grande y con dientes de oro.
Espíritu tutelar de las aguas; vive en los pozos oscuros de los ríos y quebradas tropicales Tiene un silbido profundo que es escuchado en todo el monte. Ha sido visto fumando tabaco, arreglando atarrayas, cantando y tocando tiple. Bogas, pescadores y lavanderas lo vieron infinidad de veces en la playa del rio, pescando, cocinando, peinándose; o bajar en una balsa bien parado, por "la madre del río" tocando guitarra o flauta. En noches de tempestad lo han visto pescando y riendo a carcajadas. Es travieso, medio sátiro, andariego, aventurero, músico, libertino, juguetón y con las muchachas es enamoradizo, bastante sociable, muy obsequioso y serenatero. Pero también puede ser traicionero y receloso, perseguidor de muchachas, hipnotizador, embaucador y feroz.Como vive en los ríos, le gusta asomarse a ver bañar las muchachas bellas y a las lavanderas, para llevarselas para el monte.Los pescadores se quejan de hacerles zozobrar sus embarcaciones, de raptarles los mejores bogas, ahuyentarles los peces, robarles las carnadas y los anzuelos; dicen que les enreda las redes de pescar, llegando a veces a ahogarlos, sobre todo a orillas del río Magdalena; es pues, el responsable de la muerte de los que perecen ahogados en los ríos selváticos. Es además antropófago, se roba los niños y después de chuparles la sangre se los come asados.Dicen también que se le ve siempre como un espíritu justiciero que castiga las transgresiones de las normas religiosas: castiga a los hombres que no oyen misa y trabajan en día de precepto, llevándoselos a las insondables cavernas que posee en el fondo de los grandes ríos.Siempre que lo veían, su fantasmal aparición era indicio de males mayores como inundaciones, terremotos, pestes, etc. Para ahuyentar al Mohán, los pescadores utilizan plomadas de cobre en sus redes y atarrayas, además de navegar corriente arriba; y como es un gran fumador, para calmarlo le dejan tabaco en las rocas cerca a los ríos.
Nace probablemente de la imaginación sugerida por la oscuridad de ciertos parajes de los ríos en donde la vegetación parece afectar figuras de hombres o fantasmas


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